Por Tito Fuentes.
Caracas, 26 de Mayo de 2015
Si nos preguntaran qué
tratamiento le damos a la información y la lectura a lo largo del día, secuencialmente
no sería difícil responder, a no ser que
nos falle la memoria de tantas veces que nos enfrentamos a ellas y, entonces,
nos falten tiempo y espacio para redactar.
Pero si nos preguntaran cómo nos trata la información a lo largo del día
y cómo la abordamos a través de la lectura? Quizás caeríamos en cuenta de que ciertamente éstas están más presentes en nuestras jornadas diarias de
lo que podríamos ahora asegurar y que consciente o inconscientemente perfilan y
mejora nuestras vidas. Cuándo y cómo comienza nuestro encuentro con ellas?
Desde muy temprano, con la lectura del
reloj seguidamente a la activación de la alarma del despertador, en ese momento
aunque parezca tonto y obvio decirlo, debemos leer la hora del reloj. Desde
entonces y hasta el último momento en
que nos vamos a dormir la información y lectura se hace presente.
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