Las  nuevas  tecnologias... vieja  reflexion  
Hablar de innovaciones tecnológicas como un fenómeno sólo de nuestra modernidad es como el vano e inútil  intento de dar solidez de roca a la  natural variabilidad del clima o la forma de las nubes.
 
Caracas, 24 de Enero de 2013 
Lic. Daniel González


Conceptos?, definiciones?, análisis?; compleja e inaprensible paradoja la de estos días, en los que, al menos en las ciencias de la información, se pretende y con esfuerzo, crear referencias y nuevos paradigmas, no obstante siempre cambiantes y para nada duraderos, en este campo del análisis contemporáneo de la comunicación humana. 
            Hablar de innovaciones tecnológicas como un fenómeno sólo de nuestra modernidad es como el vano e inútil intento de dar solidez de roca a la natural variabilidad del clima o la forma de las nubes. 
            La invención del arado y la domesticación animal y, por ende la aparición de la plusvalía alimentaria que justificó los primeros asentamientos humanos, la escritura, la rueda, el artesanado y hasta la cocción de los alimentos, expresan la punta de lanza, entre otros tantos filos, de lo que significaron hitos tecnológicos en sus respectivas cronologías;  seguidamente, el libro, la telefonía tradicional fija, la radio, la televisión ... y, para estos primeros años del siglo 21, el alud computacional y de la bio y nanotecnología que desafían en impacto, velocidad y alcance el laborar humano como en ningún otro momento de la historia conocida y que, gracias a lo sorprendentemente innovador del conocimiento y sus aplicaciones, hacen del pasar de cada día casi una experiencia “técnica” que se hace obsoleta en un parpadear, apenas útil, como punto de partida a lo tecnológicamente subsiguiente. El sueño dorado del visionario e incomprendido Alan Turing, bosquejador  de aquel atrevimiento conceptual que llegó a denominarse Inteligencia Artificial, obviamente de implicaciones modernas más realísticas y menos melodramáticas que las popularizadas por Hollywood.
            Estamos blindados, sincronizados y pautados a esa diversidad de objetos que nos empujan y organizan la vida, aferrados sin una posible escapatoria a ese juego y conjunto de deidades modernas de estructura cibernética que son la razón de ser del hoy por hoy; el reloj digital, la telefonía móvil, la laptop, la tablet, el pen-drive, la sorprendente revolución en si misma, que significa la optimización de la tecnología del chip, micro-chip, su progresiva miniaturización bordeando la magia en la eficiencia de su invisibilidad, a lo que se agrega  todo el ejército de  componentes y accesorios patentados por las grandes corporaciones de la comunicación (Ipods, Iphones, entre otros ... ),  ésta pluri fauna hija de una ciencia que hace tiempo dejó de ser ficción, gravita en una especie de nueva atmósfera acechante y perennemente respirable llamada el cyber-espacio y las redes sociales como su pulsar corazón. 
Esta corta y muy básica reflexión, intenta iniciar no sólo la exposición de cómo elementos componentes de la existencia y el desarrollo de nuestra cotidianidad, están estrechamente ligados al fenómeno comunicacional e informativo, sino también confrontar la polémica necesaria, sobre el papel del  profesional de las ciencias de la información como albacea necesario y meritorio de esta parte de la herencia cultural de la humanidad.